Durante el embarazo se va iniciando una relación sobre la que se construye el vínculo afectivo entre el bebé y su madre. Este vínculo se establece de forma eficaz cuando la persona que cuida al bebé tiene una presencia estable en su vida, es sensible ante sus necesidades y le aporta los cuidados precisos. Así el bebé se siente seguro y gana confianza para explorar el mundo exterior a medida que va creciendo.
Desde los 5 o 6 meses de gestación, el feto puede percibir los sonidos o los cambios de luz que se producen fuera de la matriz y que proceden del exterior, el estado emocional materno y las presiones de tacto a través del vientre. De esta forma el bebé empieza a acostumbrarse al tono de voz y las caricias de las personas que están en su entorno más cercano.
También, la interacción temprana entre el padre y el bebé promueve la sensibilidad paterna para interpretar las señales y necesidades del pequeño y atenderlas de forma adecuada, así como para promover el vínculo entre ambos.
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Información elaborada a partir de: Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal en Andalucía y Proceso Asistencial de Embarazo, Parto y Puerperio. Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales.