Después de nueve meses de embarazo, durante los cuales tu cuerpo ha alimentado y hecho crecer a tu hijo o hija, al fin lo tienes en tus brazos. Tu cuerpo está preparado para continuar dando todo el cuidado, calor y amor que necesita.
En el caso de que la leche materna no esté disponible para tu bebé, sigue siendo posible disfrutar proporcionando los cuidados que necesita, mientras lo alimentas con un sucedáneo de la leche materna, también llamado fórmula artificial.
La lactancia es mucho más que leche. Es amor, unión, placer y disfrute. Tu pecho y tus brazos, el calor de tu regazo materno en contacto piel con piel, los sonidos de tu voz y tu corazón, llegan a tu hijo a través de tu cuerpo que le sostiene. La mirada tierna, los besos, los arrullos y cantos van tejiendo ese vínculo milagroso que durará toda la vida y contribuirá a vuestra salud física y emocional.
Información elaborada por la Comisión de Lactancia Materna del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla).