A partir de los 10 u 11 años en el caso de las chicas y de los 12 o 13 en el de los chicos, sus cuerpos van a experimentar una profunda transformación. En un plazo de cuatro o cinco años van a tener un aspecto bastante parecido al de una persona adulta.
Estos cambios no siempre van a ser bien recibidos, porque provocan efectos poco deseados como el acné o la acumulación de grasa corporal. Los cambios corporales pueden provocar inseguridad y excesiva preocupación por la apariencia. Esta vivencia depende de la autoestima construida hasta la adolescencia. La imagen que cada persona tenga de su propio cuerpo es un elemento esencial en la construcción de la identidad.
Información elaborada a partir de: Programa Forma Joven. Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales.