Un bebé se considera prematuro cuando nace antes de la semana 37 de gestación. No todos los recién nacidos prematuros son iguales. Cuanto más prematuro sea el bebé más problemas se pueden presentar y en general hace falta más tiempo de ingreso en el hospital.
Para poder valorar el crecimiento y desarrollo de niños y niñas prematuros, hay que descontarles a su edad real las semanas que les faltaron para llegar a la 40 semana de edad gestacional. Esto es lo que se denomina la edad corregida.
Hasta los dos años hay que tener en cuenta la edad corregida para todo, incluso para la introducción de nuevos alimentos, excepto para las vacunaciones, en las que se tendrá en cuenta la edad real del niño o niña.
La prematuridad suele conllevar la necesidad de cuidados profesionales específicos, incluida la hospitalización, y también implica algunas particularidades en el desarrollo psicoevolutivo del niño o niña. Para promover un ejercicio positivo de la parentalidad se proponen estas guías, en el marco del Proyecto ‘Apego’ de la Consejería de Salud, realizadas en colaboración con el departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla.
Estas guías complementan el seguimiento y apoyo profesional durante y después de la hospitalización inicial, facilitando el refuerzo de las indicaciones profesionales y la autonomía y confianza de padres y madres para el afrontamiento saludable y satisfactorio del nacimiento y la crianza de su hijo o hija. Además ofrecen contenidos específicos de las circunstancias en que se desenvuelven los primeros momentos de los bebés prematuros, tanto durante la hospitalización como, tras el alta, en el hogar familiar.